Granos, granitos por toda la superficie corporal que ayer estuvo expuesta al inclemente astro rey español de la casa más absolutista. Mi piel, mi maravilloso manto cutáneo recubierto de infinitas erupciones que pican de forma ininterrumpida y creciente en intensidad. Según parece, ahora mismo tengo dificultades para sudar, en Suecia me he olvidado de cómo hacerlo y ya no me sale. Mis glándulas sudoríparas están en huelga.
Me he acostumbrado a un sol tenue, suave y escandinavo, un sol de broma, de fogueo, de bajo consumo. Tendréis que esperar para verme lucir el bronceado de antaño que me confería elaborados pseudónimos como "Negro".